El 31 de mayo de 2020, la Crew Dragon se acopla con éxito a la Estación Espacial Internacional (ISS), un hito que sin dudas marca el comienzo de una nueva era espacial. Y esta vez liderada por el sector privado con SpaceX a la cabeza.
Pero algunos se quejan de que la Crew Dragon, una cápsula que nos recuerda más a las Soyuz rusas que a una nave espacial del futuro, constituye un paso adelante y dos atrás, cuando la comparamos con los soberbios transbordadores espaciales.
¿Será verdad? Para saberlo, hay que analizar las diferencias entre ambas tecnologías, y por qué los estadounidenses apostaron por la Crew Dragon en lugar de insuflarle nueva vida a los transbordadores espaciales.
A eso precisamente dedicaré este post. Pero antes repasemos un poco la historia de los transbordadores espaciales, y veamos qué motivos llevaron a su retirada y desmantelación.
En 1969, el mismo año del alunizaje, el gobierno de los Estados Unidos estaba determinado a conquistar el espacio y dejar en segundo lugar al entonces su único competidos, la Unión Soviética.
Y, después del rotundo éxito de la Apollo 11, que hizo posible el sueño milenario de llevar un hombre a la luna, el salto obvio estaba en mejorar en todos los aspectos la tecnología aeroespacial disponible.
De ahí que se estableciera un plan para crear naves espaciales reutilizables. Es decir que pudieran volver a tierra y estar disponibles para una nueva misión, cosa que no era posible con las cápsulas espaciales, no importa que fueran americanas o soviéticas.
Aunque el plan incluía numerosas propuestas, solo se aprobó y financió la del transbordador, un “avión espacial” que, si bien necesitaba de un gran cohete para alcanzar el espacio, podía aterrizar como si se tratara de una nave aérea común y corriente. Sin dudas, un salto tecnológico importante que apuntaba a un futuro mucho más parecido al de los filmes de ciencia-ficción.
El primer transbordador espacial, el prototipo OV-101 Enterprise, despegó con éxito en 1977, dando comienza a una segunda generación de naves aeroespaciales que desbancó a la tecnología soviética.
A partir de entonces, se construirían y pondrían en operación 5 transbordadores, Columbia (1981), Challenger (1983), Discovery (1984), Atlantis (1985) y Endeavour (1992), que realizarían diversas misiones en órbita, incluyendo numerosos vuelos a la Estación Espacial Internacional (ISS) y reparaciones in situ del telescopio espacial Hubble.
Pero la tecnología del transbordador espacial demostró no solo ser poco fiable, sino hasta peligrosa, como lo atestiguan los desastres del Challenger en 1986 y del Columbia en 2003. En ambos casos, las naves se desintegraron matando a toda la tripulación.
De ahí que en 2011, después de 30 años de servicio, la NASA decidiera retirar los transbordadores espaciales. Y aunque se propusieron nuevos proyectos como el Constellation, basado en cápsulas al igual que la posterior iniciativa de Space X, no fue hasta 2020 que los norteamericanos volvieron a la cabeza de la industria aeroespacial.
Ahora que repasamos los motivos por los cuales fue cancelado el programa de transbordadores espaciales, ya estamos listos para ver cuáles son las principales diferencias entre estos y la Crew Dragon.
Tanto la Crew Dragon como los transbordadores espacial son lanzadas a bordo de un cohete hasta que ya no se necesita el impulso inicial y la nave puede desprenderse y seguir por su cuenta.
Sin embargo, el cohete de los transbordadores requerían un gran tanque de combustible adicional debido a su tamaño y peso. En cambio, la Crew Dragon utiliza un cohete Falcon 9 de elevado rendimiento cuyas demandas de combustibles son muy inferiores.
Pero la principal diferencia no está en el despegue, sino en el aterrizaje. Los transbordadores espaciales podían reingresar a la atmósfera y planear como un avión sin motores, arrastrados por las corrientes de viento, hasta descender sobre una pista de aterrizaje.
Por otro lado la Crew Dragon, cuando está lista para regresar, se deshace de todas las partes no esenciales y reingresa en la atmósfera, empleando el arrastre para disminuir su velocidad. Luego, libera un paracaídas para su descenso seguro sobre el océano.
Los cohetes de los transbordadores espaciales utilizan propelente sólido en forma de aluminio y perclorato de amonio, óxido de hierro y otros componentes. En cambio, el Falcon 9 (el cohete de la Crew Dragon) utiliza oxígeno líquido y queroseno de grado cohete (RP-1) que permite un mejor control de la velocidad de ignición.
¿Qué significa esto en la práctica? Que la Crew Dragon ofrece un ascenso más suave, con menos vibraciones y sacudidas. Esto brinda una mejor experiencia de vuelo hasta la órbita, y reduce el riesgo de roturas y fallos en la tecnología de a bordo.
Pero la diferencia más significativa entre la Crew Dragon y los transbordadores espaciales es la seguridad. En 30 años de servicios, el programa de transbordadores espaciales tuvo la desgracia de presenciar dos accidentes mortales, el del Challenger en 1986 y el del Columbia en 2003, como ya vimos más arriba.
Los desastres ocurrieron durante el lanzamiento o en el aterrizaje, que son las etapas más peligrosas de cualquier misión espacial. Y las naves no disponían de opciones de escape de emergencia para la tripulación, lo que se tradujo en la pérdida de 14 vidas.
En cambio, la Crew Dragon esta diseñada para permitirle a la tripulación eyectarse fuera de la capsula en caso de emergencias, siguiendo un principio similar al de los asientos de eyección de los aviones militares, aunque con tecnología mucho más sofisticada.
Por último, tenemos que la Crew Dragon disfruta de una mayor control que los transbordadores espaciales. De hecho, la nave es capaz de realizar automáticamente las tareas más complejas, reduciendo al mínimo la intervención humana.
Esto es bastante lógico, ya que desde 2011 la tecnología informática y de control han mejorado notablemente. Y quizás por ello no sea justo comparar la Crew Dragon y los transbordares espaciales en este aspecto, ya que si estos últimos estuvieran en operación, dispondrían de una tecnología de control similar.
Sin embargo, la Crew Dragon aún necesita de dos astronautas a bordo, listos para asumir el control en caso de que los sistemas automáticos no sean capaces de resolver el problema.
Hasta aquí, hemos visto los motivos por los cuales la Crew Dragon reemplazó la tecnología del transbordadores espacial, y cuáles son las principales diferencias entre ambos. Sin embargo, lo cierto es que no dejaremos de soñar con el regreso de los “aviones espaciales”. Y quizás, en un futuro no muy lejano, nuestro sueño se haga realidad.
Si te gustó el artículo, no olvides compartirlo con tus amigos en las redes sociales, o dejarme un comentario para saber qué opinas sobre el nuevo rumbo que ha tomado la industria aeroespacial.
Esta entrada ha sido publicada el 16/06/2020 11:30
En el mundo del desarrollo web, jQuery se ha convertido en una herramienta esencial para… Leer más
Si eres como la mayoría de las personas, es probable que confíes en tu conexión… Leer más
En la era digital actual, nuestros dispositivos móviles se han convertido en una parte integral… Leer más