A mediados del siglo XIX ya se hablaba de utilizar la energía solar y, de hecho, se hicieron varios adelantos al respecto.
Pero a inicios del siglo XX, debido al desarrollo de tecnologías que permitían extraer grandes cantidades de energía del carbón y el petróleo, la idea de acudir al Sol para satisfacer nuestras demandas energéticas cayó en el olvido.
El problema es que, hoy día, el petróleo ya no es tan abundante, y en unas décadas no quedará suficiente como para mantener en marcha la civilización. Así que la energía solar ha cobrado vida como la mejor alternativa para sustituirlo. Veamos por qué.
La energía solar es la que se obtiene de la radiación electromagnética del Sol, que es la fuente de energía más abundante que conocemos.
Esta radiación alimenta literalmente la vida en la Tierra y la ha sostenido durante miles de millones de años. Y es tan abundante que no solo puede satisfacer las necesidades energéticas de la especie humana, sino que es imposible que la podamos aprovechar toda.
Para que tengas una idea, la Tierra recibe anualmente 5,4 x 1024 J, lo que equivale a más de 10.000 veces el consumo energético mundial en 2005: 5 x 1020 J.
Es decir, que con la energía que recibimos del Sol se hubieran podido satisfacer las necesidades energéticas de más de 10.000 planetas Tierra. Por supuesto, es imposible aprovechar toda la energía del Sol, es decir la que incide en un año en todos los puntos del globo terrestre. Pero tampoco es necesario.
Para alcanzar el consumo de 2005, solo haría falta cubrir un área de 195.800 km² con paneles solares SunPower MAX2-360. Esa cifra, dividida entre los países del mundo, equivale a unos 1.000 km² por nación.
Un parque solar fotovoltaico de este tamaño ocuparía solo la octava parte de la superficie total de Madrid. O la doceava parte del área devastada de la Amazonía brasileña en 2019. De hecho, actualmente hay bloques petroleros que ocupan mucho más espacio.
Sin dudas, construir un parque solar o varios que en total sumen dicha superficie en cada país del mundo, resultaría un mejor uso de nuestros espacios planetarios. Y no sería necesario acudir a otra fuente de energía.
Hay varias formas de obtener la energía del Sol. Los paneles de células fotovoltaicas son una de las más utilizadas. Pero también tenemos la energía eólica, que es una manera indirecta pero no por ello menos eficiente de aprovechar el potencial energético del Sol. De igual forma, están las plantas termosolares que utilizan no la luz, sino el calor solar.
La ventaja es que, mediante estas tecnologías, podemos prescindir de los costosos procesos industriales que permiten extraer la energía latente de los combustibles fósiles. Simplemente tenemos una fuente abundante de energía directa que solo hay que convertir en electricidad, calor, movimiento, etc.
Visto en términos prácticos, el único beneficio del combustibles fósiles es ganar dinero a costa de él. No es la fuente de energía más poderosa ni más abundante, y con la tasa actual de explotación desaparecerá en las próximas décadas.
De ahí que sustituir el petróleo por fuentes de energía como la solar no sea un capricho de los ecologistas ni una cuestión de política, sino una solución tecnológica práctica y la mejor alternativa energética, ya que nos permitiría tener más energía a un menor coste.
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Esta entrada ha sido publicada el 19/05/2020 11:30
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