Cuando estamos empezando una empresa o una nueva estrategia es normal que se cometan errores e incluso inevitables. Sin embargo, no debes tomarlo como algo grave, de hecho puedes aprender mucho de ellos. Existen algunos errores comunes que se suelen cometer cuando se trabaja con el marketing.
Es importante conocerlos para poder librarnos de ellos o no repetirlos. En el siguiente texto te hablamos más al respecto.
Mensajes débiles
Hoy en día es tal el nivel de ruido y competencia que cada vez es más difícil decir las cosas de manera que se nos oiga y, sobre todo, que se nos haga caso. Cuando uno lee la mayoría de los mensajes de Marketing que llegan puede ver un patrón común que se basa en el Yo, nuestra empresa esto y nuestro producto lo otro.
Por desgracia nuestra empresa y nuestro producto, el modo en qué trabajamos o cómo creamos la iniciativa en su día es algo que sólo nos interesa a nosotros. Al cliente todo eso lo único que le proporciona son ganas de reciclar el folleto o hacer click para cerrar la ventana de su navegador. El mensaje adecuado habla siempre del cliente y su necesidad, y luego de cómo puede solventar con lo que hacemos nosotros.
El cliente quiere oír hablar de él, sus problemas y cómo puede solucionarlos. Quizá con el tiempo y una relación más sólida algún cliente quiera saber más sobre cosas de nuestra empresa, pero al principio le importa él y lo que ha venido a buscar, si no se lo decimos de manera rápida y convincente se va.
No tener un objetivo
La rentabilidad no está en intentar abarcar todo lo posible y vender a todo el mundo, sino en tener un segmento de clientes fieles con los que establecer una relación real, profunda y duradera.Me parece increíble lo mucho que se pierde de vista en Marketing algo tan fundamental.
El camino más rápido para un marketing poco rentable es usar esa “estrategia en spray” de campañas a todo el mundo. Mil teléfonos cualquiera a los que llamar son peores que veinte teléfonos de clientes ideales. Si queremos que nuestro marketing sea rentable y dé frutos en forma de ventas, es hora de plantearnos un marketing de precisión, buscando realmente a quien nos quiera escuchar y quien pueda favorecerse de lo que hacemos, aunque cueste un poco más.
No dar seguimiento
Cada día que pasa es más difícil conseguir una venta “a la primera”, por eso, en vez del enfoque duro de vender es mejor un enfoque de relación paso por paso. Un posible cliente puede no habernos comprado en el momento, pero eso no significa que no lo pueda hacer en el futuro. Hay que dar un seguimiento, sin un seguimiento estaremos perdiendo la mayoría de las ventas porque casi ninguna podrá ser a la primera.
Para eso tenemos que tener en marcha una estrategia de gestión de clientes y contactos, almacenando los datos, pidiendo permiso para comunicarnos, preocupándonos por suministrarles valor y hacerles la vida más fácil.
El resultado debe ser que, con el tiempo, estemos ahí y demostremos que somos de confianza para cuando le surja la necesidad. Si lo que ofrecemos es un servicio o bien un producto de cierto valor monetario esta estrategia es todavía más vital.
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