La tecnología del libro ha evolucionado lenta pero radicalmente. Los primeros soportes para almacenar la información textual fueron las piedras y tablillas de arcilla. Luego se empezó a utilizar el rollo de papiro egipcio.
En la Edad Media, se pusieron de moda los códices, cuadernos de hojas de pergamino cosidas. Y en el siglo XV, con el surgimiento de la imprenta, se empezaron a imprimir los libros tal y como los conocemos hoy día.
Y como el desarrollo es imparable, las últimas décadas han visto el nacimiento de un nuevo formato: el libro electrónico.
Pero ya muchos hablan de la muerte del libro, incluyendo el libro electrónico, debido al predominio de toda clase medios que impactan directamente los sentidos, como la televisión, Internet y los videojuegos.
¿Será cierto? ¿Habrá libros en el futuro?
¿El progreso niega el pasado?
Cuando surgió el cine, muchos vaticinaron el fin del teatro. Y lo mismo ocurrió con el nacimiento de la televisión, que para algunos sustituiría no solo al teatro, sino al cine mismo, y también a la radio.
Pero nada de esto ocurrió. En lugar de un medio sustituir al otro, los más modernos conviven con los anteriores. Todavía nos gustan el teatro y la radio, y disfrutamos de una noche de cine, aunque tengamos televisión y, más todavía, Internet. Y algo parecido ocurre con los libros.
¿Qué ocurre con los libros en el presente? ¿Y qué nos depara el futuro?
Pero no son pocos los futurólogos y escritores de ciencia ficción que anuncian un futuro sin libros. El ejemplo más célebre es Farenheit 458, la obra más conocida de Ray Bradbury, que nos habla de un futuro en que no solo han desaparecido los libros, sino que están prohibidos.
Esto nos parece algo exagerado. Pero no es menos cierto que cada días son menos las personas que leen libros. Y por una razón muy natural: los medios digitales ofrecen más información a los sentidos que el libro tradicional, y también más que el electrónico.
Sentidos vs. abstracción e imaginación
Leer requiere cierto esfuerzo de abstracción e imaginación. En cambio, la televisión, Internet o los videojuegos se imponen directamente a los sentidos. Esto hace que no solo sea mucho más fácil ver un filme o jugar una partida de Call of Duty que leerse un libro, sino mucho más natural desde el punto de vista biológico.
Libros y densidad de información
Pero esto es solo una forma de verlo. La otra es que no somos seres sensoriales unicamente. El ser humano, desde sus comienzos como especie, ha estado ávido de información. Por eso es que nos gustan tanto los chismes y las historias.
Y aunque una película o un videojuego nos muestran directamente la historia, en lugar de referírnosla como un relato, lo cierto es que el libro sigue brindando una mayor densidad de información. No a los sentidos, sino a la mente como tal.
El ejemplo más obvio es que, cuando leemos una novela, nos sumergimos tanto en la mente y experiencias de los personajes, que a veces sentimos la historia como si fueramos parte de ella. Nos implicamos de tal manera con los personajes, que por momentos dejamos de ser nosotros mismos y nos convertirmos en ellos.
Esto es muy difícil de lograr en el cine, la televisión o los videojuegos. Los medios audiovisuales simplemente no transmiten la cantidad de información necesaria para abstraernos a ese nivel (aunque algunas veces lo logran). Quizás es por eso que resulte tan difícil adaptar un novela al cine. Casi siempre, es inevitable que la gente diga que les gustó el filme, pero no tanto como el libro en que está basado.
Factor nostalgia
Además, no podemos olvidar el factor nostalgia. Actualmente, existe toda una cultura lectora a nivel mundial. Los que leen libros, se sienten orgullosos de hacerlo, incluso superiores muchas veces. Por tal motivo, suelen buscar personas con esta preferencia, sobre todo en términos románticos. Y no son pocos los que construyen una filosofía y modo de vida en torno a los libros.
Medios cada vez más inmersivos
Ya vimos que el libro tiene que competir con los medios audiovisuales, a pesar de lo cuál ha mantenido su lugar preferente por diversos motivos. ¿Pero qué hay del futuro?
Actualmente, se trabaja en el desarrollo de tecnologías inmersivas cada vez más sofisticadas. Hablo de la realidad aumentada, la realidad virtual y las interfaces mente-máquina.
La combinación de estas tecnologías, en un futuro, nos permitirá vivir una realidad alternativa. Ya no veremos en acción a los protagonistas de una historia, como ocurre en el cine, ni manejaremos a un personaje de videojuegos a través de una pantalla, sino que seremos nosotros mismos personaje y protagonista.
Las historias pasivas que nos ponen en condición de observador, cederán su puesto a las historias interactivas, en las que nosotros decidiremos la trama, pues esta dependerá de nuestras acciones. Será como una segunda vida, pero en un universo virtual.
Además, hay otra posibilidad sorprendente: transferir la información directamente al cerebro. Cuando esta tecnología se consiga, ya no tendremos necesidad de leer para aprender. Podremos descargar a nuestro cerebro la información de una biblioteca entera en un instante.
Y esto sí amenaza al libro más que cualquier otro progreso que se haya hecho hasta el presente. En tal caso, no solo desaparecerá el libro, sino que cambiarán todos los medios de comunicación. La televisión, la radio y el Internet tal y como lo conocemos será algo simplemente obsoleto.
Conclusiones
Es imposible predecir el futuro. Así que no hay forma de saber si seguirán habiendo libros por mucho tiempo, o si se acerca su fin en las próximas décadas. Lo único cierto es que, si la tecnología sigue avanzando al ritmo que lo hace actualmente, en poco tiempo tendremos que aceptar que un libro será algo tan arcaico como lo son las tablillas de arcilla para la civilización moderna.
Deja una respuesta