El objetivo de la tecnología es facilitarnos la vida. Y tarde o temprano la automatización iba a alcanzar a nuestras edificaciones, con lo que el término domótica entra en acción. Veamos por tanto qué es la domótica y qué tecnologías implica.
¿Qué es la domótica?
La domótica es la disciplina que busca automatizar una vivienda o edificación de cualquier tipo. En otras palabras, es el arte de hacer espacios arquitectónicos inteligentes donde sea más cómodo y seguro estar.
Entre las muchas acciones que se pueden automatizar mediante sistemas domóticos, se encuentran el abrir y cerrar puertas y ventanas, encender y apagar las luces, controlar la calefacción y la climatización, conectar y desconectar alarmas de seguridad, etc.
También tenemos la posibilidad de control de dichas funciones a distancia, utilizando el celular, un ordenador e incluso el smartwatch. La idea, más que automatizar por automatizar, consiste en simplificar la gestión de los espacios, lo que a su vez nos brinda una mayor seguridad.
Como es natural, la domótica hace especial hincapié en el Internet de las cosas (IoT por su sigla en inglés), es decir la interconexión digital entre todos los objetos de uso cotidiano con Internet. Por objetos cotidianos, me refiero al refrigerador, televisor, cámaras de seguridad, puertas y ventanas, grifos, etc.
Los sistemas domóticos recopilan información de tales objetos para automatizar la gestión energética, seguridad, bienestar y comunicación dentro del espacio arquitectónico en cuestión, que puede ser no solo tu casa, sino también la oficina, una galería de arte o cualquier otro lugar.
¿Qué tecnologías usa la domótica?
Para hacer realidad los espacios inteligentes, la domótica se vale de muchas tecnologías que permiten la interconexión, gestión y automatización de los elementos en juego.
Por ejemplo, tecnologías de interconexión de dispositivos (FireWire, Bluethooth, USB, IrDA), redes de control y automatización (KNX, LonWorks, X10, ZigBee), y redes de datos (Ethernet, HomePlug, HomePNA, Wi-Fi). Pero también el desarrollo de aplicaciones de usuario, algoritmos de inteligencia artificial e incluso robótica.
Al utilizar estas tecnologías en ciertas arquitecturas, es posible integrar todos los elementos necesarios para la automatización. En este sentido, hay tres tipos de arquitecturas principales para domótica: centralizada, distribuida y mixta.
La arquitectura centralizada utiliza un sistema de control principal que recibe información de múltiples sensores y, sobre la base de ella, genera órdenes para los diferentes actuadores.
En cambio, la arquitectura distribuida no hay un controlador central, sino que los múltiples sensores y actuadores del sistema interactúan entre sí mediante cableado en bus o redes inalámbricas para producir un comportamiento inteligente.
Y por último está la arquitectura mixta, que como su nombre indica combina las bondades de la centralizada y la distribuida. Esta cuenta con varios dispositivos de control que recopilan y procesan la información de los sensores para generar órdenes que obedecerán múltiples actuadores.
Pero sin importar la arquitectura de que se trate, todos los sistemas domóticos se pueden clasificar en central de gestión, sensores, actuadores y soportes de comunicación. Así que lo que en realidad cambia es la forma en que se distribuyen dichos elementos.
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